Buscando relaciones entre arquitectura y la gastronomía me he encontrado con un diseño de una chocolatina de uno de los arquitectos considerado como más influyentes de la arquitectura moderna internacional, Oscar niemeyer ( Rio de Janeiro, 15 de diciembre de 1907, Ibídem, 5 de diciembre de 2012).
A sus 103 años de edad, sorprendió, no solo por seguir activo sino por las cosas que seguía diseñando y proponiendo. En esta ocasión se trata de Q. una chocolatina inspirada en su visión de la arquitectura.
"_No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein_".
Para ello se asocio con la prestigiosa chef Samanta Aquim, quien ha descuidado al máximo cada detalle de la calidad de la pieza este a la altura de su belleza.
Para ello, Aquim, tras haber estudiado con Thierre Alain, chocolatero de renombre en París, decidió visitar personalmente las plantaciones de Bahía para controlar la calidad y características de la semilla de cacao desde el origen. Al final, tras un proceso de fermentación muy cuidado en el que no se añaden otros ingredientes, el producto resultante es esta fusión entre arquitectura y gastronomía que tiene un 77 por ciento de cacao.
El diseño del producto se a llevado asta su presentación, donde Q se presenta en un estuche de madera que contiene tres unidades, siete variedades de chocolate con diferentes sabores e intensidades, un utensilio de oro para su degustación y un libro de cuentos. Todo a un precio aún por saber, pero que seguro que es totalmente prohibitivo.